LA NUEVA ¿NORMALIDAD?

A veces sacar un poquito de nosotros es la clave para soltar lo malo y coger carrerilla. Porque también hay momentos en los que no estás al cien por cien y no pasa nada.

Se ha levantado hoy el día nublado, igual que mis ganas de enfrentarme a él.
Quería, por todos los medios posibles, acostumbrarme a esta "nueva normalidad". Así la llaman.
Pero no. No ha podido ser. Más bien me he dedicado a cavar un hoyo profundo y a tirarme a él como si fuera una piscina. Una y otra vez. Intentando, así, borrar la imagen de los paseos sin miedo, de las tiendas del mercado, de los abrazos, incluso de las despedidas y recogidas en la puerta del colegio.

Cuando me tengo que ir, mentalmente, en esos ejercicios de relajación que ya me autoimpongo en mi nueva normalidad, lo hago al campo, al monte. A mi lugar favorito, a mi hora favorita. Y empiezo a fantasear con la brisa que me da en la cara, con las flores, con las tardes de paseos... Entiendo cómo vivieron nuestros abuelos en el campo. Con poco. Sin nada. Y llega a mí esa luz de cambio, la ilusión de que de esta saldremos mejores. ¿Lo haremos? ¿Sabremos lo que es importante? A lo mejor no hay lugar para esa pregunta porque tenemos que cambiar a la fuerza.

Por ejemplo, nuestros hijos. ¿Nos hemos parado a pensar que quizá no es tan importante que se aprendan las fracciones y sí su salud emocional? Que necesitan ver a sus amigos, que ellos han perdido mucho más que clases. Se ha reducido la calidad de sus vidas. Porque para ellos su entorno, su grupo, es su cole y su patio.



Yo me levanto con ganas de cambiar cada día. Lo prometo. Intento tomarme las cosas con calma, no gritar, ser esa madre que sonríe y esa pareja que comprende que todos estamos dando el cien por cien. Pero hay días de la semana, hay semanas del mes, que esa avalancha de incertidumbre y oscuridad pasa por encima de mí como una apisonadora. Y tengo la sensación de que, entonces, mi lado más creativo se pone en huelga.

Pero no es así. Esa no es la salida.

Y en esta montaña rusa me estoy pasando la cuarentena. Deseando huir pero con miedo a correr.

La verdad es que se está pasando deprisa, como todo en esta vida y no sé si estoy aprovechando al máximo el tiempo con mi familia. Igual luego echo de menos esta casa, este refugio, esta trinchera ... nuestros abrazos, besos, regaños, líos tecnológicos y, en fin, esta nueva normalidad que no es normal para mí por mucho que me lo repita.

#ánimo #diasbuenosymalos

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