COMER, COMER... Y QUERER MUCHO TAMBIÉN


Siempre me enseñaron que comiendo las penas eran menos penas. 


Cada vez que lloraba con angustia (esa que sale como del pecho y parece que el mundo llega a su fin) mi abuela me daba de comer. Y cuando la ansiedad se venía a vivir a casa, también lo hacía mi madre, para cuidarme, con la comida y con mimitos.  Así es mi familia. Supongo que no es la única. 



Todo esto me viene a la mente y a la memoria porque hoy estoy pensando en Las Bayones Cocinan. Cocinan y mucho más. Porque sí, está claro que cocinan rico pero es que, además, te miman. Cuando alguien ama lo que hace, se nota. Las penas son menos penas con un potaje y son menos penas aún si te lo sirven con cariño, y mucho.

En una ciudad como Madrid, en el centro de la capital, donde vamos y venimos como pollos sin cabeza, sin hueco para nada, sin tiempo, casi, para sonreír; encontrar un sitio así es un triunfo. Aquí, que te encuentres a personas que además de cocinar rico, te regalen una sonrisa y un ratito de buen rollo, no tiene precio.

Bueno, que esto es sólo una reflexión. Porque es tan bonito esto del amor. ¿Verdad? Desde el corazón, yo también les envío mucho cariño. De la mejor forma que sé. Escribiendo.




Comentarios

Entradas populares de este blog

UNA FIESTA DE LA QUE YA FORMAS PARTE

Y TODO SE PONE DEL REVÉS PARA VOLVER AL DERECHO

AMARGURAS, LAS JUSTAS