FELIZ VUELTA A LA NORMALIDAD



La fiebre es nuestra amiga. Los mocos son nuestros amigos. Viva la tos productiva. Nos dicen los pediatras que tranquilos, que aunque el termómetro nos pegue unos sustos tremendos, sólo es una lucha contra los virus que entran en su cuerpo, ¿para achicharrarlos? Porque con esas temperaturas, no sé. 

 

 


Cuando era bebé, mi buen hijo tenía procesos virales o bacterianos cada 15 días. Era agotador. Ahora, que ya es casi un hombrecito, los tiene de tarde en tarde, pero a lo grande. O que ya no estamos acostumbrados a la fiesta de mocos, toses y termómetros que echan chispas. También puede ser.

El caso es que yo soy la madre que no puede dejar de pensar en cómo irá su polluelo, ya sea en el trabajo, haciendo la compra o hablando por teléfono. Mi mente ha ocupado otro lugar y, literalmente, como decía mi santa abuela, «no doy pie con bola». No todos lo entienden, pero es así. Y no lo puedo evitar.

Aunque esté con la buena abuela, mejor cuidado imposible, yo creo que un hijo que está enfermo necesita, al menos, a uno de sus padres. Por eso, creo que nos queda mucho por recorrer en el ámbito laboral. Criar es criar, conciliar es poder atender a nuestros pequeños cuando no pueden mover las cejas, cuando hay que llevarles al médico porque algo no va bien. No hay que renunciar, ni a la maternidad ni a la vida laboral. Hay que conciliar. Eso es conciliar, entre otras muchas cosas.

Y entender a las malas madres. Que a veces, muchas «a veces», vamos estresadas por la vida, con la cabeza en otro sitio. Que nos sentimos mal si trabajamos y tenemos a un niño en casa enfermo, pero también si estamos en casa y recordamos la carga de trabajo que se queda en la empresa.

No deberíamos sentirnos mal por hacer lo correcto. Una sociedad más justa sería aquella que facilitase a los padres el cuidado de sus hijos. Punto.

Y, otra cosa que no me voy sin decir. Quiero gradecer mucho a la Sanidad Pública Madrileña, en mayúsculas, su labor. El trato es excelente, la profesionalidad inmejorable y hacen que volvamos a casa mucho más tranquilos. 

Yo quiero pagar impuestos por una sanidad como la que tenemos. No me importa, no me importa nada.

Así que ahora sólo nos queda volver a la normalidad. A dormir de un tirón, a ponernos buenos y fuertes. Ánimo a todos aquellos padres que tienen que cuidar de un niño que está enfermo, se les ve en los ojos la preocupación, esa media sonrisa de «todo pasará pero ahora mismo estamos jodidos». Ánimo, porque sí, todo pasará y saldrá bien.

Feliz fin de semana. 


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