¿Y SOLITO LE VAS A DEJAR?


Pregunta estrella. Seguro que a muchas y a muchos os suena.

 
No la escucho todos los días (de ser así, estaría aún más loca de lo que estoy) pero sí de reunión en reunión familiar, casi siempre que visito mi pueblo e, incluso, alguna que otra vez aquí, en Madrid.

La última vez que salió el tema fue, precisamente, en la capital. Estábamos esperando a que el semáforo se pusiese verde, cuando una señora me preguntó si era mi hijo. Claro – le contesté toda divina (que igual se había pensado que era su hermana mayor o su cuidadora teenager). Y, así, sin más preámbulos me hizo la original pregunta: ¿Y no le vas a dar un hermanito?

Yo ya no me inmuto. Después de siete años ensayando la contestación, la tranquilidad me invade y con una sonrisa radiante, contesto: No. Y punto, sin más explicaciones. Solo faltaba.

Pero ella insiste. Y llega la pregunta estrella, esa que te hace sentir un poquito mal, esa que te indica que esa decisión tuya no está dentro de lo socialmente aceptado: ¿Y solito le vas a dejar?

Años y años de entrenamiento para contestar: Sí. Y punto. Sin más explicaciones. 

 Y tras el “¿no te da pena?” puede que en mis ojos ya se notase algo de molestia por el interrogatorio, pero volví a mi estado zen para contestar: No (y punto).

Lo que no podía imaginar es que aún había más: “Pues uno es como ninguno”. En este momento los ojos se me salían de las órbitas. Ya era imposible no contestar. "Para nosotros es suficiente con un niño". (Y también tenemos un perro, señora, por si le interesa saberlo - esto sólo lo pensé).


Después de mi respuesta mi nueva amiga zanjó el tema con un “pues tienes razón, hija, que en estos tiempos que corren es la mejor opción”.

Pero bueno, ya me había soltado toda la retahíla de frases hechas que les decimos sin ningún pudor a quién nos da la gana. Da igual que le conozcamos o no. Que nos da gustito opinar sobre la vida de los demás. 

Pues yo creo que lo ideal es lo que cada cual elija; si se equivoca o no, es cosa suya. Tener la libertad para traer o no hijos a este mundo, para casarse o no casarse, para quedarse en casa o viajar. Todo es válido, todo es bueno. Incluso cambiar de opinión (por ahora, no).

Feliz fin de semana.







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