VUELTA AL COLEGIO, DESPUÉS DEL ROSCÓN
Después de unas vacaciones muy bien aprovechadas, volvemos a la rutina de las clases. A la puerta del colegio, donde el desembarco de Normandía se queda corto. A correr al coche, a casa, al parque, a la extraescolar... Al "se me olvidaba, mamá, hay que llevar... (ponga aquí lo que le dijo su hija o hijo ayer, a última hora, camino de la escuela).
Y, con la vuelta a las aulas, también vuelven los líos en el patio, vuelve el "paso de la merienda" y el "¿en serio, tarea?". Y yo miro al cielo pensando en qué tipo de retiro espiritual hemos estado estas vacaciones. Porque quiero volver a él; a la terracita, el sol y la cañita, mientras le dejaba un rato la consola (tampoco tenemos que ser perfectos, ¿no?).
Como esta, quedan muchas tardes, de negociaciones, de ponerse al día con el Minecraft, de jugar a los SuperZings o de hacer restas y multiplicaciones como si no hubiera un mañana.
Pienso en cómo era mi vida antes de todo esto, ¿a qué dedicaba el tiempo libre si no tenía que ir al pediatra, ni a las tutorías, ni a la casa de los colegas de mi hijo? Lo cierto es que, una vez acostumbrados a la rutina, todo parece que avanza y se vuelve natural, como si las cosas fueran así siempre, como si no hubiese otra salida posible. Pero, ahora, cuesta. Cuesta mucho. Tanto como volver a Pilates después de haberme comido tres roscones de Reyes.
Es lo que hay, sus Majestades me han traído una talla más y pocas ganas de mover el cuerpo serrano, pero el sentido común me dice que hay que ir a clase y mi espalda también.
Menos mal que Las Bayones Cocinan me lo ponen fácil, con su menú sano, me costará menos volver a mi peso. Espero. Si estáis como yo, echadle un vistazo a su menú diario.
Y, con la vuelta a las aulas, también vuelven los líos en el patio, vuelve el "paso de la merienda" y el "¿en serio, tarea?". Y yo miro al cielo pensando en qué tipo de retiro espiritual hemos estado estas vacaciones. Porque quiero volver a él; a la terracita, el sol y la cañita, mientras le dejaba un rato la consola (tampoco tenemos que ser perfectos, ¿no?).
Como esta, quedan muchas tardes, de negociaciones, de ponerse al día con el Minecraft, de jugar a los SuperZings o de hacer restas y multiplicaciones como si no hubiera un mañana.
Pienso en cómo era mi vida antes de todo esto, ¿a qué dedicaba el tiempo libre si no tenía que ir al pediatra, ni a las tutorías, ni a la casa de los colegas de mi hijo? Lo cierto es que, una vez acostumbrados a la rutina, todo parece que avanza y se vuelve natural, como si las cosas fueran así siempre, como si no hubiese otra salida posible. Pero, ahora, cuesta. Cuesta mucho. Tanto como volver a Pilates después de haberme comido tres roscones de Reyes.
Es lo que hay, sus Majestades me han traído una talla más y pocas ganas de mover el cuerpo serrano, pero el sentido común me dice que hay que ir a clase y mi espalda también.
Menos mal que Las Bayones Cocinan me lo ponen fácil, con su menú sano, me costará menos volver a mi peso. Espero. Si estáis como yo, echadle un vistazo a su menú diario.
Comentarios
Publicar un comentario